Larga pero bonita para orar...
"Señor, tú me has llamado.
Me llamaste sin tener en cuenta mi flaqueza, mi debilidad,
pero me dices que a pesar de ello me elegiste;
mejor aún: por eso poco que soy,
para que resplandezca en mi,
tu fuerza vigorosa, invencible.
No alcanzo a comprender bien del todo,
lo que tu llamada significa, Señor.
Me entusiasma, me arrastra, me enamora;
y al mismo tiempo, me asusta,
me dan ganas de no tomar tu mano,
de huir lejos, donde tu voz no llegue a mis oídos.
Me cuesta comprenderte.
Me invitas a seguirte con la cruz y el sacrificio,
y siento que me estremezco todo entero.
Pero igual que tú, amo la vida y ser feliz.
Por eso quiero ser tu colaborador.
Sin embargo, después en lo diario,
en esa lenta inmolación de cada hora y de cada minuto,
te voy quitando lo que un día te prometí.
Dame el don del entendimiento,
haz que comprenda que esa nota que escribo,
ese libro que estudio;
esa sonrisa de saludo, ese llamado telefónico;
esa tarde de patio; esa persona que se me acerca...
Señor, que me de cuenta que todo eso es "cruz" y
"resurrección", que todo es realizar la salvación a la que me llamaste,
que todo es dar vida,
a un mundo de hombres sedientos de vida y felicidad.
No permitas, Señor, que jamás caiga en la tentación del desaliento.
Tu sabes como me canso, como pierdo interés.
Tu sabes con que desesperación busco el éxito y la aprobación social.
Cuántas veces me he buscado a mí mismo.
Pero eso, hoy en tus plantas,
te pido un corazón lleno de ese impulso que es la caridad,
dame un corazón grande para saber amar y luchar,
dame, te ruego, la convicción de que no soy indispensable
y de que mi verdad no es la que salva,
sino que soy un simple instrumento en tus manos.
Como María quiero seguir a mis compañeros,
dándoles a ellos lo que ella dió al mundo:
un Jesús, una alegría de vivir!!!