domingo, 25 de enero de 2009

El desarrollo de la vida cristiana 1


Inauguro esta nueva etiqueta-sección titulada "añejo soleado" (en honor a un regalo que recibimos los templarios) dónde escribiremos o mejor dicho, transcribiremos antiguos textos ("añejo") que encontremos escondidos y ocultos por ahí; dichos, frases, reflexiones que aquí plasmadas demostrarán por sí solas que siguen siendo actuales, muy actuales y que pueden tranquilamente seguir iluminando nuestras vidas como el sol ("soleado")...

Comienzo con un relato que hallé en "Sembrando, para dirigentes y socias", una publicación del Consejo Superior de la Asociación de las Jóvenes de la Acción Católica (AJAC) luego de su Asamblea Nacional vivida en el mes de Julio de 1940.

Se trata de una charla que dió Mons. Dr. Audino Rodriguez y Olmos, en ese entonces arzobispo de San Juan.

Es largo, lo dividiré en partes... pero no tiene desperdicio... acá vamos!

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El desarrollo de la vida cristiana en la joven

Todo el orden sobrenatural está edificado sobre lo natural. Es primero la creación. Todas las cosas que Dios ha creado, deben volver a Dios. Y para que estén más intimamente unidos, para que obtengan su fin con mayor altura y mayor belleza, ha creado Dios el orden sobrenatural. De manera que lo sobrenatural, presupone lo natural. En el orden moral, en el orden de la perfección cristiana, esta base natural previa es la honradez, porque debemos conseguir nuestro último fin y realizar el plan de Dios por el ejercicio de nuestra propia libertad. Si no fuera así, nuestra vida sobrenatural no sería humana, ni sería meritoria. Siempre que se habla de la perfección presuponemos la honradez natural.

La honradez no es otra cosa que la conformidad de nuestra acción con las luces de la razón, mientras que la perfección pone sobre esto conformidad de esta acción, con las luces de le revelación. Es un principio elemental, pero muchas veces olvidamos este primer principio. Hay quienes hacen largas oraciones y sin embargo son en sus casas agrios, ásperos e insoportables para el que vive con ellos. Hay quienes hacen largos ayunos y sin embargo ¡pobre de aquel que dude en cualquier forma de su superioridad y su talento! Hay quien viste escapularios y se precia de no faltar a ninguna función de Dios Nuestro Señor y no perdona ni al amigo, ni al allegado, ni al sacerdote de Dios. Hay quienes hacen limosnas para con los demás pero se olvidan de pagar lo justo a los que sirven.

Pues bien: en todos estos casos que podríamos multiplicar indefinidamente, se quiere llegar a la perfección cristiana y se olvida que no somos personas honradas ni siquiera con la honradez natural. Y estas personas hacen un grave mal a la causa de Cristo, porque hacen pensar que nuestra honradez natural puede ser substituida con rezos, con plegarias y ceremonias exteriores, cuando lo pimero para honrar a Dios es conformarse a la luz de la razón y después a la de la revelación. Son como los escribas y fariseos que desacreditaban la causa de Dios en lugar de acreditarla y defenderla.

Es necesario que seamos, los que aspiramos a ser discípulos de Jesucristo, primero personas honradas, realmente honradas. Es un programa mínimo, programa no solamente para cristianos sino para hombres.

Una vez que hemos llegado a ese estado de bienestar, que nos portamos como personas honradas, podemos entonces pensar en la perfección cristiana. La perfección cristiana es esta misma honradez elevada a una forma superior y más perfecta y sobrenaturalizada por la acción de la gracia.
[... continuará y se viene lo mejor...]

jueves, 1 de enero de 2009

Saludos Templarios!

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.

Eclesiastes 3, 1-8
FELIZ AÑO COMUNIDAD TEMPLARIA...
Espero que en este año nuevo que comienza podamos aprovechar bien nuestros tiempos siempre iluminado a la Luz de la Palabra.
Que en este 2009 que ya estamos caminando nunca nos falte tiempo para el Rey de Reyes!
Alabado sea Jesucristo!